Del living de su casa a facturar $27 M vendiendo ropa hasta 5XL

Con su marca Wokka, Johanna Laudani busca crear conciencia de que los macarrones deben adaptarse a los cuerpos y no los cuerpos a las marcas

Por Laura Andahazi Kasnya

28/05/2023 – 19:25

Empezó en la sala de su casa y hoy factura $27 millones al mes vendiendo ropa con tallas hasta la 5XL.

Vender ropa con opciones de tamaño de S a 5XL es lo que Juana Laudani hace y lo que todas las marcas de ropa deberían, en todo caso, hacer pero no hacer. Y simplemente por eso, su marca Wokka vende 2.500 prendas al mes en todo el país desde su tienda online y desde su tienda de 300 metros cuadrados en Olivos por donde pasan al menos 160 clientes al día.

“Decirle a alguien que no tenía nada de su talla me ponía muy ansiosa, no quería estar en esa situación”, dice Laudani, quien Comenzó Wokka en 2016 con $12,000 y dos percheros en la sala de estar de su apartamento. El negocio en realidad comenzó con la premisa de que las personas pudieran encontrar en Wokka ropa que satisficiera todos los estilos y que por ello, cada una encuentra el look que la representa, pero el tema de las tallas se volvió crucial para la empresaria y sin perder de vista la premisa original, se enfocó en poder vestir todos los cuerpos.

Sin embargo, el comienzo no fue fácil porque no podía encontrar mayoristas que le vendieran los tamaños que necesitaba. Luego optó por hacer y vender lencería – un campo que conocía por un curso que había tomado – y traer jeans del extranjero donde consiguió tallas hasta la 48. Recién en 2020 pudo empezar a enviar fabricar prendas que no eran ropa interior y algunos mayoristas comenzaron a ampliar las curvas de talles para responder a su creciente e insistente demanda.

“Hoy el 50% de la mercadería es para reventa a la que le ponemos nuestra marca y el otro 50% son prendas que diseñamos y hemos fabricado, obviamente es de lo que más orgullosos nos sentimos, pero la realidad es que trabajamos así porque Sólo entonces podremos tener una stock surtido con opciones que van desde prendas a medida para fiestas hasta ropa deportiva para el día a día”, explica Laudani.

Las redes sociales triplicaron las ventas

Con el pandemia y centrando su estrategia en las redes sociales y la venta online, la emprendedora triplicó sus ventas y Wokka empezó a tocar desde Ushuaia hasta La Quiaca. “Con la masividad de los pedidos, los que nos vendían los jeans Me propusieron, por primera vez, producir para mí, con mi marca y toda la curva de talles; Por supuesto, durante la pandemia no vendieron nada y yo les hice grandes pedidos”, recuerda. Hoy, los jeans Wokka, que van desde talla 32 a 68son su producto estrella.

Laudani trabaja con unas 10 empresas mayoristas que han ampliado su curva de tamaño. Sin embargo, algunos productos, como los suéteres, todavía le resultan difíciles de conseguir y explica que tampoco puede hacerlos fabricar porque piden un mínimo de 3.000 por talla y modelo; un mínimo viable para un módulo mayorista que a día de hoy la marca no puede tener, pero que no descarta para el futuro.

Comenzó con $12,000 y dos percheros

Empezó con $12,000 y dos percheros en la sala de su departamento

la ropa no tiene genero

Aunque la mayoría de las prendas son para mujer, Laudani, que cree que la ropa no tiene generotambién ofrece ropa unisexo para adultos. “También nos encantaría tener ropa para niños, pero la verdad que aunque el local es grande, ya no tenemos espacio, está rebosante de ropa”, confiesa la empresaria que al mes factura alrededor de $ 27 millones y emplea a 16 personas.

El plan de la dueña de Wokka para este año era abrir una sucursal en la Ciudad de Buenos Aires para tener un punto intermedio entre el público de la zona sur y la zona norte, pero como está embarazada postergó el proyecto hasta 2024 y Ahora concéntrate en la llegada del futuro segundo hijo.

Aunque se les pregunte, Laudani no otorgará franquicias de la marca Aunque reconoce que le permitiría tener presencia en zonas donde ella no puede llegar físicamente, prefiere no hacerlo porque considera que la marca perdería su objetivo social y su esencia.

“La persona que te pide una franquicia quiere ganar un piso, no es por amor al arte. Yo no quiero un franquiciado que quiera vender una talla 60 porque entiende que hay mercado y que no. nos preocupamos por el cliente Trabajamos con total honestidad; nunca estaremos diciendo ‘tómalo porque te queda hermoso’ y no realmente; preferimos no vender a traicionar la confianza de nuestros clientes”, argumenta para iProfesional dueño de wokka

No es cuestión de peso, sino de tejido.

Laudani no pretende que Wokka sea un gran negocio, está más interesada en concienciar al sector textil sobre la importancia de tener todas las tallas curvas. “Porque el error está en la industria y no en los cuerpos. La falta de tallas genera una daño psicológico inmensa e intensificar la trastornos de la alimentación. No quiero ganar más dinero, quiero llegar a esa chica que está herida por el mercado y la industria que le da la espalda”, aclara.

Para llegar a más personas, Laudani también entiende que debe tener precios inclusivos. Por eso, cada movimiento que hacen en Wokka está calculado para que impacte lo menos posible en el precio final. “Cuando nos mudamos a Olivos, sabiendo que íbamos a tener más medidores y por ende también más empleados, No subimos los precios un punto, Al contrario, en realidad fue como si hubiéramos bajado dos porque justo en un momento todo aumentó un 500%”, dice.

Para llegar a más personas, el precio de la ropa también tiene que ser inclusivo

Por hacer ropa más grande, explica Laudani, las fábricas cobran más. Los jeans, por ejemplo, tienen $4,000 de diferencia entre talla 38 y 60. Sin embargo, aclara, los clientes de Wokka nunca tendrán que pagar las prendas por talla “El otro día una chica me dijo ‘me cobran más por ser gorda’; pero lo que hacemos es promediar el costo que tenemos en cada calle y sacar precio único”, concluye.


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